Compartir la experencia, es compartir el gusto y la responsabilidad. Es abrir los ojos através del otro, asumir el compromiso que nos toca como actores fundamentales de nuestro entorno, herederos del pasado y sembradores del futuro.

Éste es un espacio para compartirles mi experiencia.
Un espacio para compartir el mundo que me decidí a recorrer.



14 de abril de 2011

Ingenuo, creía que volar un papalote era fácil

Vamos a ver. Un par de golpes de realidad y algunas cuantas lecciones aprendidas, salud, infancia, caprichos climáticos, caprichos personales. Fué el domingo por la tarde que terminamos con las juntas, las clases y otros menesteres, tarde de domingo libre, en automático y sin pensarlo demasiado tomé mi arma blanca y salí a la lluvia con cierto aire exótico, paliacaté en la cabeza me aproximé a los arboles de bambú y con una furia desconocida empezé a cortar pequeños palitos, pacientemente quité las ramas y los excedentes, limpie cada una de las varitas, conseguí bolsas de plástico e hilo y entonces, como poseído por algun infante demonio, me dispuse a armar un atractivo aunque poco aerodinámico papalote. Terminé demasiado tarde, así que no pude probarlo como me hubiera gustado, de noche sin luz, en apariencia, todo estaba en su lugar, el cometa tenía una cola sin moños de bolsa de basura, aunque ya entonces, sin hacer pruebas me temía que fuera un cometa de utilería, el peso excedía los límites permitidos. Dejé descanzar a mi pequeño mounstro. Día en la gran ciudad, la capital del país, con apenas 3 calles me recordaba un poco a las ciudades repartidas en el camino de mi ciudad, Torreón a Chihuahua, algo de Jimenez, algo de Delicias, pero acá con el sabor caribeño, con ese tono Vincy, estamos en Hairoun. Por un lado el desorden y las multitudes realmente me cansan, por otro lado, no hay mucho que hacer en la ciudad. Nueve de la mañana a hacer trámites monetarios, diez de la mañana sentarnos en un café, bagguete y latte, nada mal por cambiar un poco el breadfruit, el arroz y los plátanos. A las once de la mañana yo había terminado mi desayuno y no tenía nada que hacer en la ciudad, por la ventana del café, pude ver que en la tienda de enfrente, tenían papalotes, aunque fueran las princesas de Disney, el diseño lucía más adecuado. Terminé mi café, pagué mi cuenta y entré a la tienda, me sentí traicionero al decidir entre Toy Story y Transformers, que rápido había cambiado a mi pequeño papalote de bambú. Diez Ec´s y el papalote era mío, me olvidé de todo lo demás, tendría que esperar a regresar a casa. Ingenuo, creía que volar un papalote era muy fácil... Hay algunos detalles que pasé por alto, el primero es que, entre más crece uno, más impaciente y obseso se vuelve, el afán por la perfección melló mi empresa que al final resulto apenas mejor que fatal. Por otro lado el viento caprichoso, realmente no es como las instrucciones dicen, aqui en casa, estamos apenas a veinte metros sobre el nivel del mar, en una pequeña meseta cuyo barranco cae directo a un río que cambia de tamaño a capricho, así como el chorrito que se hacía grandote y se hacía chiquito, además, a un lado tenemos el volcán, el cual (me supongo, con mis nulos conocimientos en meteorología), causa fluctuaciones en la dirección y velocidad del viento, así que no, realmente no es tan fácil. Me topé también se requiere la ayuda de otra persona que sostenga el cometa y corra junto con el piloto para darle altura, generalmente este segundo actor no tiene tanta diversión y luego resulta que uno no quiere soltar el control del papalote y ahí comienzan los problemas, además, mi intención era volar solitario mi cometa, pasando un rato de reflexión... foto de postal, son mentira esas fotografías que muestran a un niño solitario volando en actitud zen su lindo papalote. Por último, entendí que volar un cometa requiere más que sólo buenas intenciones, requiere movimiento, esfuerzo físico temple, piernas rápidas y pulmones, tal vez el papalote no sea un juego de adultos, lo entendí cuando apagué mi cigarro y dije... los niños no fuman ! Dejémoslos con lo suyo.

4 de abril de 2011

Welcome Home


Con Chabela Llegando al top del Volcán, La Soufreire


Llevo un mes de atraso y hay tanto que contar, la intención de todo esto era llevar una crónica regular de las andanzas y desventuras del viaje, pero resulta que el lugar y las personas me han superado, fui presa del ritmo del Caribe, de la lentitud de las cosas, de la calma apacible con la que transcurren acá los días y las horas, pareciera que el tiempo corre tan lento y los días pasan tan rápido, es como si los segundos duraran minutos y los días tuvieran sólo la mitad de horas, han pasado ya casi 4 semanas y apenas siento que traigo a tierra la cabeza, por eso el atraso y por eso la premura de aclarar que la frecuencia de las notas irán en relación al tiempo y sobre todo al ritmo que me permita o no un rato de disposición a redactar, suena a capricho, pero ya saben, casi todo lo hago por mero capricho.


Me escaparé a algunos de los detalles de los primeros días, ya que, como me he ido dando cuenta, tendré aquí un semestre para llenarlo de anéctodas y dato, para ser franco, por ahora prefiero experimentar por mi cuenta y en privado, aún no distingo aquello que me nace y sale de mi, lo que es nuevo y agarro imprevisto al vuelo y lo que siempre ha estado ahí. Mi llegada a la Academia aquel sábado por la mañana fue como esperaba, noche de vuelos pesada, pero fue mi decisión llegar a este lugar de día, llegar a un nuevo lugar de noche, no me ha parecido una buena idea, y tengo (como mi padre) esa manía por reconocer el territorio, ubicarme y echar un vistazo a todo al llegar a un nuevo lugar y así fue, el camino excesivamente costoso en la Van (80 USD) fue lleno de curvas y paredes de montaña tapizados de verdes que desconocía, me recordaban un poco a la sierra en Chiapas o a los caminos de Oaxaca, sólo que acá, los Rastafaris caminaban en medio de la calle con un león en la camisa, un porro en la mano y la sonrisa pintada en la cara. Las palmas hacían fila, los ríos breves corrian en lugar de cables de alta tensión los plátanos colmaban los racimos, realmente, esto es una isla del Caribe, como me lo sospechaba, tal vez esto sea una especie Macondo con reggaeo y soca.


Que distante se me antoja todo esto, cuando lo pongo en la balanza, mi llano desierto, de suelo erosionado y sueños rotos, el interminable país de mi pueblo lastimado y con miedo, acá, me da la sensación de que nada fuera de la isla fuera demasiado importante, la isla es el mundo… y si quiero sobrevivir, este ha de ser entonces mi mundo. Comenzaba apenas el caos, pagué mi cuota excesiva por el transporte y aunque la conversación en el camino fue buena, no fue totalmente exitosa, tengo que acostumbrarme al acento Vincy, ese que dice un ingles comprensivo, lleno de “Respect” y “Yah Maan” . Descargando , era hora de pisar tierra un rato, dejar descanzar la espalda y guardar el backpack… por ahora. -Hola, te ayudo con tus cosas ? Me recibió Maristela, una Chica Brasileña, mujer fuerte y atractiva con un padre tatuaje en el brazo -Te ayudo, ven, este va a ser tu cuarto. Fuera maletas, no es tiempo de desempacar, vamos a conocer. Ahora que lo pienso, fue hace poco menos de un mes y no recuerdo muy bien mis primeras horas, en concreto, mi primer día creo que se borró de mi cabeza, apenas ciertas imágenes me quedan muy clavadas.


La gente comenzaba a desfilar, llegaron todos al Hall cargando en la garganta con sus extraños acentos, nombres, parecían felices de que yo estuviera aquí, es como si me estuvieran esperando, extraño, viniendo de desconocidos y aunque cueste admitirlo, fue una sensación bien agradable, a pesar de que me jacto de mis felinas, nocturnas y esteparias actitudes, el fraternal recibimiento me cayó bien apenas un atisbo de que sigo siendo humano.


Unos ojos muy despiertos, de un castaño oscuro me dicen: - Hola ! Paola, de Bolivia… - y yo, haciendo gala de mis defensivas actitudes animales, de mal tono le respondo. - ¿ Paola qué ? Como si eso fuera relevante en el momento ¿ no pudiste simplemente haber dicho con una condescendiente sonrisa “ Mucho Gusto, Gerardo Ibarra de México” ?…. Pero no, otra vez animalito, qué necesidad. Hay cosas que a uno no se le quitan, ni con el Caribe, ni con el hambre, ni con Zote, aunque bien en este caso particular y con la Vedette de los noticieros Bolivianos, bien me hubiera convenido mantener alta la defensa , too late man!


La chica en cuestión estaba dispuesta a darme el recorrido por las instalaciones y creo que comenzábamos en la cocina cuando siento un golpe en la espalda, Carajo ! tanta confianza ? Volteo y ahí, con su enorme sonrisa y los brazos abiertos estaba la Güera, Elizabeth Urraza. Pero que gusto mi paisa… “ Si quieres yo le doy el recorrido, yo me lo llevo, gracias” Un par de recomendaciones y pon los pies en la tierra, las cosas son así, un par de advertencias, un par de recomendaciones, entérate viejo…y ya saben, con la franqueza de la gente de allá, las cosas claras como deben de ser y muchos útiles consejos. No estaría de más agradecerle por acá, pues como algunos de ustedes saben, la güera fue la que me compartió todo esto, llegó en el momento indicado cuando necesitaba una alternativa y acá me recibió como si fuéramos carnales de toda la vida, agradecerle los consejos, las anécdotas, las excesivas tonterías que hacían a todos reír y el poco miedo con que se le para enfrente a todo mundo, Elizabeth es una mujer admirable, realmente, los pantalones bien puestos, los pies en la tierra y una buena actitud envidiable, me sorprendió tanto el escucharla hablar en un minuto ingles, al siguiente español y luego portugués con una fluidez y una seguridad que he encontrado en pocas personas, aprendí a querer a esa mujer en apenas unos días. Ahora ella está en Torreón, terminó su empresa por acá y ahora sigue adelante con nuevos buenos planes.



Acá con la Güera subiendo el volcán


Y yo que creía que iba a extrañar los lunes por la noche de GAMBETA F.C. Después de la comida el fut no se hizo esperar, eran las dos y yo ya enfundado en mi playera del Milán con el 15 en la espalda me fui a Jugar… cansado el día, intenta dormir temprano viejo, mañana vamos a escalar el Volcán ! Nos fuimos en domingo, La Guera, Chabela (Isabella Ordaz) otra chica Brasileña, ella de esas personas que sientes que conoces de otros tiempos y que nunca habías visto vida y un par de Hikers Polacas (de Polonia pues) Sin permiso y de contrabando, se supone que no debemos de ir sin guía, nos salimos temprano en la mañana y comenzamos el camino, empezando por una playa que nos daba los buenos días, caminar por largos pasadizos de rocas volcánicas de metros de altura y llenos murciélagos que volaban alrededor, sembradíos de Ganja, as costas el mar, imágenes que no puedo contar, pues sería presunción de mi parte el intentar explicar lo que no puede ser descrito, sería una necedad traducir a lo que no está hecho en el lenguaje de las palabras Una revolución de imágenes, sonidos, sabores, pupilas, tanto nuevo que aprender, parece ser que llegué a donde tenía que llegar, por fin. Nuevamente, empieza la vida, pero esta vez, mejor.